Querida Blanca: Todavía estoy sorpreso con tu decisión de irte, principalmente que me dijiste de que deberíamos poner un punto en nuestra relación. Quiero aclararte que los signos de puntuación delimitan ideas y eliminan ambigüedades.
Por eso requieren un empleo muy preciso; si se ponen en el lugar equivocado, las palabras y las frases dejan de decir lo que se quería decir.
¡Espero que ese punto no sea un punto final! El punto final cierra un periodo, un texto, en nuestro caso, una relación.
¿Sería un punto y coma? Menos peor, porque el punto y coma une dos oraciones relacionadas y puedo imaginar que volveremos a estar juntos en el futuro, como si hubieras puesto puntos suspensivos…
O si no, espero que sea meramente una coma, una breve pausa en nuestro relacionamiento.
¿Viste? ¿Con cuantas dudas me dejaste? Soy un punto de interrogación ambulante.
¡Volvé! Haremos de nuestras vidas nuevamente puntos de exclamación.
Del siempre tuyo, con emociones en suspensivo… Rodolfo.
Muy criativo.
ResponderExcluirAh, ¡Gracias, colega! Hé, hé, hé...
Excluir¡Me gusto mucho!
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